jueves, 29 de diciembre de 2016

¿Por qué nos volvemos unos energúmenos al volante?

A muchas personas el coche les saca lo peor de sí mismos. Adiós a las buenas maneras, a esa gentileza que hace que dejen la puerta abierta cuando ven que llega un vecino o a que digan “usted primero” antes de entrar en el ascensor. No. En la autopista no todos se cambiarán al carril de la izquierda para que tú, que estás en el de aceleración, puedas incorporarte. Y si cometes la tropelía de tardar dos segundos de más en arrancar en un semáforo, de la sinfonía de pitidos y la visión de algún dedo anular no te libra nadie. Dado que estos conductores agresivos abundan, puede incluso que seas uno de ellos.

En el día a día, son bastantes las situaciones que pueden desencadenar una conducta agresiva al volante. Condiciones externas como la congestión del tráfico y atascos, cortes de carril por obras, falta de aparcamiento o la infracción de otros conductores. También condiciones de uno mismo, como las prisas y el egocentrismo. Y, por supuesto, el consumo de drogas y alcohol, que además de ser una irresponsabilidad, convierte al conductor en un peligro para el resto de usuarios de la carretera.

Los factores que influyen en la agresividad

Bien es cierto que no todos los comportamientos agresivos son iguales (del mal gesto a bajarse del coche buscando pelea dista un mundo), y el amplio abanico de reacciones reflejan la personalidad. “Normalmente la agresividad aparece como cualidad de la persona que, en esas circunstancias adversas, da salida a ella sin control y sin guardar las formas prosociales”, explica Eguzkiñe Zabaleta, psicóloga del Centro Médico San Martín (San Sebastián). Los factores externos no dependen de nosotros, pero los internos sí. “El factor clave es la capacidad personal para controlar una respuesta agresiva”, dice la experta.

La psicóloga habla del fenómeno de la burbuja de anonimato para explicar esta transformación de personas pacíficas y educadas fuera de la carretera que a bordo de sus vehículos dan salida a conductas agresivas. “Dentro del coche los conductores se sienten protegidos de alguna manera por el anonimato y esto hace que actúen sin sentir el compromiso de mostrar un saber estar y sin preocuparse de guardar las formas, dejándose llevar por sus impulsos más primitivos e irracionales. Se da una desindividualización, es decir, las normas sociales se dejan de lado cuando las identidades se ocultan”.

El efecto dominó

Y tanto esfuerzo, tanta irritabilidad manifiesta, ¿para qué? “Se podría decir que el propósito que esconde la actitud agresiva de los conductores es ejercer dominio e imponer deseos frente a resistencias que encuentran en el tránsito mediante violencia”, contesta Zabaleta. Un estudio publicado por investigadores de la Universidad Estatal de Oregón (EEUU) determinó que esta conducción competitiva y agresiva es un reflejo de la cultura que rodea a una persona, tanto en la carretera como a un nivel social más amplio.

Lo peor de todo esto (o parte de lo malo) es que, además, la agresividad se pega. Otro estudio, esta vez realizado por el fabricante de neumáticos Goodyear y la London School of Economics and Political Science (Reino Unido), determinó que el 55% de los cerca de 9.000 conductores encuestados tiende a desahogarse con un tercero cuando un conductor les provoca un enfado. Así que el enfado tiene un efecto dominó en la carretera. La parte positiva de esta encuesta es que el 87% de los participantes estuvo de acuerdo en que la amabilidad de una persona al volante puede, a su vez, inducirles a ser cordiales con otro conductor.



¿QUÉ HACER?

“La herramienta más efectiva para frenar esta agresividad es la educación en toda su extensión y, en concreto, la educación vial. Educar desde la infancia en valores de respeto, de tolerancia a la frustración, en asertividad, empatía y autocontrol es la clave para desarrollar la conducta prosocial”, argumenta la psicóloga.

Como truco explica que para evitar ponernos agresivos podemos pensar antes de actuar que alguien conocido nos está observando, como un familiar por ejemplo, y la vergüenza que sentiríamos si nos vieran insultando o siendo violentos. Seguramente si piensas que tu hijo o tu abuela están mirándote se te corta un poco el rollo de la burbuja del anonimato.

También recomienda salir con suficiente tiempo para evitar las prisas, ser tolerantes, actuar con calma y evitar conducir si estamos muy irritados. O, dicho de otro modo, actuar con un poco de sentido común. Y paciencia, mucha paciencia.

Las claves de la felicidad



El Estudio sobre Desarrollo Adulto, realizado por la universidad de Harvard, comenzó en 1938 con 700 hombres jóvenes, algunos de la prestigiosa universidad, otros de barrios pobres de Boston.

Y acompañó a lo largo de su vida a esos individuos, monitoreando su estado mental, físico y emocional. La investigación continúa ahora con más de mil hombres y mujeres, hijos de los participantes originales.

El actual director del estudio, el cuarto desde su inicio, es el psiquiatra estadounidense Robert Waldinger, quien también es maestro zen.

"Hay muchas conclusiones de este estudio", dijo Waldinger a BBC Mundo. "Pero la fundamental, que vemos una y otra vez, es que lo importante para mantenernos felices y saludables a lo largo de la vida, es la calidad de nuestras relaciones".

Conectados

"Lo que encontramos es que en el caso de las personas más satisfechas en sus relaciones, más conectadas a otros, su cuerpo y su cerebro se mantienen saludables por más tiempo", señaló el académico estadounidense.

"Una relación de buena calidad significa una relación en la que te sientes seguro, en la que puedes ser tú mismo. Claro que ninguna relación es ideal, pero esas son cualidades que hacen que la gente florezca".

En el otro extremo, está la experiencia de soledad, un sentimiento subjetivo de estar menos conectados de lo que nos gustaría.

"¿Estoy haciendo cosas que tienen un significado para mí? ¿Estoy haciendo cosas que me hacen sentir que importo en el mundo? Éstas son las preguntas que nos planteamos cuando hablamos de felicidad", señaló Waldinger.

"No hablamos de estar contentos en cada momento, porque eso es imposible y todos tenemos días, semanas o años difíciles".

Desde la psicología

“El estudio que plantea la Universidad de Harvard con sus respectivas conclusiones, nos marca un camino que el psicoanálisis, la filosofía y las neurociencias ya vienen reflexionando hace tiempo. Son muy interesantes los resultados que marcan el foco de la problemática de la felicidad y su contrapunto con la relación”, comenta a Más Salud, Marcelo Mendes Facundes, doctor en Psicología graduado de la Universidad Complutense de Madrid, respecto al estudio mencionado.

Según el especialista, para la psicología clínica estos resultados también son coincidentes, ya que durante muchos años ha prevalecido la pregunta de cuál es el factor que mejor predice el cambio en un tratamiento, y pese a que mucha gente cree que es la corriente de pensamiento (psicoanálisis, conductismo, cognitivismo), o la habilidad del terapeuta, los responsables del éxito terapéutico, lo que se ha encontrado en los últimos estudios es que, la variable que mejor predice el cambio y mejor predice la efectividad de una terapia es la relación entre paciente y terapeuta.

Con lo cual el resultado del estudio es muy congruente con todas las líneas de pensamiento que abogan por hondear en la eterna pregunta de ¿qué es lo que nos hace felices?

“Ahora nos queda pensar acerca de cómo se dan estas relaciones para no caer en las fantasías imperativas de felicidad y éxito que estamos sometidos todos, hay una exigencia constante en las relaciones, en los medios de comunicación, en las empresas, de que tenemos que ser felices, sí o sí.

Ser feliz es un trabajo, nos es natural, como mucha gente piensa, nuestro cerebro sólo está programado para la supervivencia, si queremos ser felices tenemos que ponernos manos a la obra y comprometernos con nuestro proyecto de vida, y sobretodo aceptar algunas reglas del juego de la felicidad, que están estrechamente vinculadas a nuestra forma de relacionarnos en el mundo y con los demás”, asegura Mendes Facundes.



ALGUNOS APUNTES

El doctor en Psicología Marcelo Mendes Facundes, nos aclara algunos puntos sobre la búsqueda de la felicidad.

• Muchas veces ser feliz y tener éxito, te separan de tu grupo de referencia, ya que no todos pueden llegar a los mismos lugares, y a las mismas posiciones, juntos y a la vez, deseamos cosas distintas y esencialmente somos distintos. Este suele ser uno de los costes de la felicidad para muchos. Es en esta paradoja que se manejan los que apuestan por la felicidad.

• Tolerar el éxito y la felicidad también es difícil, porque conlleva un precio, y el secreto está justo en lo que señala el estudio de Harvard, hay que trabajar la relación. Muchas veces la soledad suele ser la monedad de intercambio del éxito.

• “Entender éstas y otras dinámicas relacionales, son lo que van permitiendo que se sea feliz en lo que se hace, porque nuestra felicidad siempre está en contrapunto con la felicidad del otro, somos gregarios y vivimos en sociedad, es imposible ser feliz solo”, explica Marcelo Mendes Facundes.

• Mendes explica que es importante señalar que siempre hay un descompás entre lo que uno desea y la felicidad. “Nunca vamos encontrar una fórmula mágica, cerrada y definitiva para esto, ya que la felicidad es dinámica, y es sobretodo un bien individual y subjetivo, la tenemos que inventar y responsabilizarnos de ella, no hay una formula universal que dé cuenta de esto. En la medida que mejor conozcamos nuestros deseos, mejor podremos proyectarlos en el mundo y es a partir de ahí que entra la relación con el otro. Es como si tuviéramos que convencer a los demás de que esto es felicidad”.

• Respecto a aislarse, Mendes explica que puede ser bueno o malo según se maneje. “En la historia de la cultura, hay diferentes relatos que nos muestra el aislamiento como manera de pensar, lo vemos en los relatos bíblicos, en la pintura rupestre en la cavernas, donde diferentes manifestaciones de aislamiento sirven de manera positiva, como un espacio de reflexión. Lo que sí está claro, es que esta no puede ser la única vía, ya que, es en la relación con el otro que aprendemos a mirarnos, a saber quiénes somos”, dice el especialista.



EL ESPECIALISTA

Marcelo Mendes Facundes es Doctor en Psicología, graduado de la Universidad Complutense de Madrid. Es profesor de Procesos Psicosociales Básicos y Psicología de la Salud en el Real Centro Universitario Escorial - María Cristina y Psicólogo Docente de Práctica Clínica - Facultad de Psicología, en España.


“La Navidad me pone triste, ¿Soy raro o los raros son los demás?"



Nos encanta trazar líneas divisorias. Las que separan a los amantes de las letras de los locos por las ciencias, a los que prefieren la carne al pescado, el mar a la montaña… En todos estos casos, colocarse a un lado o a otro depende de una elección propia. Sin embargo, hay ocasiones en que responde a razones que se nos escapan de las manos. Y uno de esos casos es la Navidad.

En estas fechas, el mundo comienza a resquebrajarse entre aquellos que adoran la Navidad y a los que les gustaría desaparecer desde el día de la Lotería hasta después de Reyes. El problema es que si lo hicieran no sería por haber cobrado el "Gordo", sino empujados por sentimientos como la nostalgia o la pena. ¿Extraño? No tanto. "Este sentimiento afecta a muchas personas, incluso a las más equilibradas emocionalmente", asegura la coach Carmen Terrasa.

"Sentir tristeza es algo normal y necesario", afirma tranquilizadora la psicóloga clínica, Elisa Múgica, del Centro Vitae de Zaragoza (España), quien considera que el verdadero problema de este sentimiento reside en "cómo hemos aprendido a vivir esta emoción o el modo en que tratamos de superarla, a base de compensaciones patológicas, negación o rabia".

Pérdidas no resueltas

La tristeza "tiene una función adaptativa, de supervivencia", sostiene la experta. A medida que pasa el tiempo y vamos cumpliendo años, lo habitual es que vayamos experimentando pérdidas, las cuales pueden estar asociadas a una época de nuestra vida, como la infancia, una situación económica, una relación personal o la desaparición de un ser querido. "Si esas experiencias no han sido trabajadas correctamente, quedarán como heridas abiertas. Los estímulos navideños nos evocan esas situaciones mal resueltas que quedan en la mente como congeladas, ya que el cerebro no es capaz de almacenarlas de forma adaptativa", explica la psicóloga.

Así, todas esas luces, villancicos y adornos de colores se convierten en implacables recordatorios de otros tiempos y situaciones, los cuales pueden traernos momentos felices, pero también otros muy tristes.

Aquellos maravillosos (o no) años

La Navidad nos hace añorar nuestra infancia, cuando éramos felices y no teníamos problemas. Lo cual nos hace ver que ahora somos quizá menos felices y nos rodean los problemas. Incluso puede que ese retorno al pasado sea traumático porque no tuvimos una infancia dorada. "Las personas a las que los estímulos navideños les recuerdan que tuvieron una infancia dolorosa o unos cuidadores maltratadores, negligentes o fríos —dice Múgica—, asocian estos momentos al afecto no saciado, no seguro, y si no han realizado un proceso de sanación de la experiencia, reviven dolores tempranos".

Esa mirada a esos días que no volverán abarca mucho más. "Las pérdidas también están asociadas a las raíces, al lugar de origen de los que emigraron, a las rupturas sentimentales, e incluso, a las condiciones económicas", apunta Múgica.

Pero, ¿por qué afloran ahora estos sentimientos y no cualquier día del mes de marzo? "Esta época del año está asociada a la familia, la infancia, el consumo... Y tiene el poder de evocar los dolores y sinsabores que acompañan a las ausencias de los seres queridos o a los cambios en nuestro estilo de vida o nivel económico", aclara la psicóloga.

Temor al tic-tac y al paso del tiempo

Instalarse en la tristeza navideña no obedece sólo a la intensidad con que rememoramos episodios ya vividos; también la sensación del inexorable paso del tiempo hace mella en nuestro estado de ánimo. "La juventud parece un tesoro que tenemos que conservar a toda costa a pesar de que la realidad nos evidencie el deterioro de nuestro cuerpo y sus funciones vitales", reflexiona Múgica quien afirma "somos una sociedad que maltrata a las personas mayores y eso nos impele a no querer ser viejos. Por otro lado, los miedos relacionados con las enfermedades propias de la senectud y con la muerte, hacen el resto". Un día cualquiera de abril puede parecerse a otro de octubre, pero la Navidad es una alerta anual que nos hace ser un poco más conscientes de que nos queda menos de vida.

Y encima, el tiempo navideño no acompaña

Por si no tuviéramos suficiente con remembranzas cargadas de emociones o con el imparable devenir hacia la vejez, todo ello se nos presenta perfectamente envuelto con frío, lluvia, viento y pocas horas de sol. La climatología es otro factor que según la psicóloga también explicaría la tristeza navideña. "Hay numerosos estudios que indican que los factores atmosféricos tienen incidencia sobre el padecimiento de trastornos mentales en la población, sobre todo los asociados a la tristeza y los estados depresivos", asegura.



CÓMO HACER PARA QUE PASE RÁPIDO LA TRISTEZA

Durante unas semanas el mundo entero parece entrar en otra dimensión en la que sólo tienen cabida el amor, la paz, la solidaridad y, por supuesto, gente feliz, o al menos, sonriente. "La sociedad entera nos impone vivir estos días como una época idílica en la que todo es positivo", sostiene la ‘coach’ Carmen Terrasa. "Cuando nuestra situación particular difiere del ambiente de alegría y felicidad que nos rodea, se produce un conflicto interno que muchas veces no sabemos gestionar y que acabamos resolviendo a través de sentimientos de tristeza y malestar". La experta señala cinco consejos para que este año ni los renos, ni las luces, ni los villancicos te impidan disfrutar de estos días.

Reivindica tu derecho a estar triste

Si por alguna razón llega el 24 de diciembre y estamos tristes, "es importante estar tranquilos y saber que no pasa nada por sentirnos así", recuerda Terrasa, quien recomienda "poner de nuestra parte para que la velada sea fluida, sin posicionarnos como víctimas ni esperando que toda la atención se vuelque en nosotros".

Recuerda sin miedo

"En el caso de que falte una persona allegada y muy querida es recomendable compartir los momentos que se vivieron con ella". Y remarca: "Lo dañino sería no nombrarla y simular que todo va bien y que nadie la echa de menos".

Sustituye el foco de atención

Si no paras de darle vueltas al hecho de que vas a ver a un familiar que te hace la vida imposible, la ‘coach’ aconseja que "te centres en otra de las personas de la reunión que te hace pasar buenos momentos".

Párate a pensar

Aprovechando que el calendario señala como festivos algunos de estos días, tómatelos "como una época para valorar los errores, reflexionar y enfocar el futuro", sugiere Terrasa.

Reserva tiempo para ti

La experta nos recuerda que el día tiene 24 horas y que "es fundamental encontrar tiempo para visitar a los amigos y familiares, pero también para estar solo, relajarse y descansar"

Los extrovertidos potencian sus estados de ánimo positivos

Salir a dar un paseo, escuchar música o intentar pensar desde un ángulo más constructivo son ejemplos de conductas que pueden activarse en respuesta a un estado de tristeza”, explica Gonzalo Hervás, investigador de la facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), publica el portal Noticias de la ciencia.

En un estudio publicado en Anales de Psicología, Hervás e Irene López-Gómez, también de la UCM, descubrieron que tanto las personas extrovertidas como las introvertidas regulan de manera similar los estados de ánimo negativos, pero no los positivos.

“Los extrovertidos se muestran más proclives que los introvertidos a incrementar un estado previo positivo”, afirma Hervás. “Mientras que estos últimos tienden a “plantarse” cuando ya están en un buen estado de ánimo, los extrovertidos no se conforman y siguen buscando más”, añade.

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores contaron con 112 participantes, todos ellos estudiantes universitarios con una edad media de 21 años. Tras ser evaluados con cuestionarios iniciales para saber si encajaban en un perfil extrovertido, introvertido o ambivertido (una mezcla de ambos), se les provocó un estado de ánimo triste o alegre y después, fueron sometidos a una tarea de regulación emocional.

El estado de ánimo se inducía con una combinación de música triste, Russia Under the Mongolian Yoke de Serguéi Prokófiev, o alegre, una versión jazz del Concierto de Brandenburgo No.3 de Johann Sebastian Bach, tocada por Hubert Laws. Mientras escuchaban estas canciones, se les pedía que imaginaran tres escenas positivas o negativas, previamente validadas, como si les estuvieran ocurriendo a ellos.

Los jóvenes rellenaban un cuestionario relativo a lo que acababan de experimentar. Después, simulando ser un estudio diferente, se les proponía ver una película de entre seis posibilidades (tres alegres y tres neutrales), sobre las que tenían que expresar su preferencia.

Cambio de actitud




Para lograr un cambio de actitud es necesario estar motivado, creer en uno mismo y tener elevada autoestima.

Muchas veces uno siente que día a día avanza en automático, sin tener el control de su propia vida y sin saber cuál es su verdadero potencial, tanto en lo personal como en lo profesional. Por ello, es importante observarse, mirar hacia adentro, conocerse mejor, pues es el primer paso para movilizarse y ser protagonistas de nuestra propia vida.

Así, la actitud con la que uno enfrenta el día día permitirá llevar de mejor manera situaciones adversas.

La actitud es la manera en la que un individuo se adapta de forma activa a su entorno y es la consecuencia de un proceso cognitivo, afectivo y conductual.

Por ello, la actitud es una motivación social antes que una motivación biológica. A partir de la experiencia, las personas adquieren una cierta predisposición que les permite responder ante los estímulos.

Así, "para un cambio de actitud hace falta estar motivado, creer en uno mismo y tener elevada la autoestima, factores que son importantes en mujeres y hombres, jóvenes y adultos", dice Claudia Herbas, directora general de ACHcom.

Por ello, con el objetivo de motivar a las personas a un cambio de actitud positiva, ACHcom organiza el curso taller: “Imagen e Impacto personal” que se realizará del 12 al 15 de diciembre en El Cortijo, en Cochabamba.

"Más de 150 personas participaron en los cuatro talleres anteriores con resultados exitosos, pues se trabaja de adentro hacia afuera", explica la directora.

"En el curso se los motiva al desarrollo de una actitud positiva, de adentro hacia afuera, se trabaja en su autoestima para que se quieran y valoren a sí mismos", explica Herbas.

Los temas que se desarrollan a cargo de expertos son: Utiliza el subconsciente y la automotivación para conquistar el mundo y cambiar de actitud, imagen y vestuario con impacto, técnicas de expresión oral y corporal, etiqueta en la mesa y el apropiado comportamiento, zumba, automaquillaje y cuidado personal para el varón.

Las personas interesadas en el curso pueden comunicarse al 77456012 o al 4520603.

Herbas señala que "la llave del motor de la motivación se llama actitud, que es la disposición al cambio. Es ocuparte y no preocuparte para echar a andar el motor".



La adolescente empoderada

“Asistí a los cursos en diciembre 2015 porque necesitaba un cambio, ya que tenía muy baja autoestima y me sentía impotente conmigo misma y con mi imagen. Rompía en llanto encerrada en mi dormitorio. No me valoraba a mí misma, trataba de mejorar, pero siempre había algo que me desanimaba. Me acomplejaba mucho de mi baja estatura”, comenta Adriana Zurita, de 16 años.

Explica que el curso de Imagen e Impacto personal la ayudó muchísimo y la cambió. Aprendió a quererse, valorarse y saber que todo se puede en esta vida, sólo hace falta luchar por los sueños.

“Hoy estoy motivada y sé que puedo lograr lo que me proponga. Hago las cosas con más ganas y actitud. Los comentarios que recibí de mi familia y amigos fueron muy positivos sobre mi cambio", señala Zurita.

No caigas en la negatividad

Con más frecuencia de la que pudiéramos imaginar y en una gran cantidad de hogares, la vibración negativa hace de las suyas logrando que las personas se peleen, se disgusten y discutan como si cada cual tuviera la razón, sin darse cuenta de que es la vibración negativa la que está reinando y provocando inarmonía, discusiones violentas e innecesarias y la destrucción de la posibilidad de pasar un buen momento en la vida.

Tratar de atacar o resistirse a la vibración negativa solo hace que nos hundamos más en el fango de la negatividad.

Aprender a conocer el hecho de que en nuestra mente solo hay dos clases de vibraciones, las vibraciones positivas y las vibraciones negativas, es de vital importancia, pues la ley de atracción funciona de acuerdo con el tipo de vibración que nuestra mente está emitiendo.

Para aprender a vivir en un estado de vibración positiva es necesario recordar las razones que tenemos para ser felices en el día de hoy y practicar el poder creador de las palabras escribiendo: “Los pensamientos tienen poder creativo cuando se los escribe hasta memorizarlos, sentirlos y llevarlos a la acción”.

En la mayor parte de las situaciones de estrés, la escritura de pensamientos creadores es el recurso que nos puede sacar de dicho estado o de dicha situación, todo lo que necesitas es un cuaderno y un buen bolígrafo y la decisión de ponerte a escribir un pensamiento que quieras que se convierta en estado mental, en acción y en realidad.

Cuando conocemos el tremendo poder de la vibración negativa aprendemos a reconocer dicho poder negativo de una vibración mental de esa característica y aprendemos a evitar ese estado mental controlando nuestro “hablar” y, sobre todo, evitando hablar con personas que están en la vibración negativa, si lo haces, te aseguro que acabarás por renegar, por sentirte mal, pues de las personas negativas no se pueden obtener vibraciones positivas y si estás obligado a compartir con este tipo de personas, lo mejor es un respetuoso silencio y nada más.

Para poder mantener tu vibración positiva, en caso de que una imagen de personajes negativos se filtren en tu pantalla mental, debes trazar con un marcador imaginario de color azul o morado una “x” y luego desplazar o mover dicha imagen hacia tu lado derecho, cortar en pedazos con una tijera imaginaria y quemar dichos trozos de imagen en un turril que contenga fuego imaginario y de esa manera, toda imagen negativa será desintegrada y tu mente gozará de paz y de bienestar mental.

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Una Navidad sin estrés

Las compras de última hora, las reuniones sociales y los preparativos para las comidas y cenas familiares pueden hacer de la Navidad una época muy estresante. Para evitarlo, un psicólogo nos ofrece algunas recomendaciones que nos ayudarán a vivir las fiestas de forma más relajada

“Lo importante no son las formas sino el fondo. No es la comida, no son los regalos ni el dinero. Es compartir tiempo con la gente significativa para nosotros”, destaca el psicólogo Alberto Soler.

“Vea los inevitables tropiezos como oportunidades para mostrar flexibilidad y capacidad de adaptación. Un árbol que ha quedado asimétrico o un costillar que se ha quemado no arruinarán la fiesta, sino que crearán un recuerdo familiar”, apunta la Asociación Americana de Psicología.

-“No quiero ir a cenar otra vez a casa de tus padres, ya fuimos el año pasado. Acordamos que este año pasaríamos la Nochebuena con mi familia”.

- “Lo sé, pero viven muy lejos y me da pereza recorrer tantos kilómetros”.

-“Bien, pues entonces me iré sin ti”.

Conversaciones como estas son frecuentes en algunos hogares cuando se acerca la Navidad. Los encuentros con la familia política o con la propia, la agenda repleta de eventos y los muchos gastos en los que se suele incurrir en estas fechas, pueden desencadenar verdaderas situaciones de estrés.

“Estamos sometidos a una enorme presión para que todo sea perfecto; nos toca compartir más tiempo con familiares con los que no hay necesariamente mucha química; nos vemos presionados a gastar y consumir por encima de nuestra capacidad económica; cambiamos nuestras rutinas; nos desplazamos; rompemos aquello que nos da estabilidad... y aparece el estrés”, explica el psicólogo Alberto Soler.

El especialista señala que habitualmente se manifiesta con síntomas físicos, pero en otros casos “es más bien una percepción subjetiva de malestar y ‘ganas de que pase esto rápido’. Así, los enfados y las prisas son, a veces, manifestaciones de este estrés”.

Época de compras

Las compras se han convertido en una seña de identidad del periodo navideño. Regalos para familiares y amigos, comida, bebida, adornos, o incluso ropa nueva para lucir en los múltiples eventos que se suceden durante estos días, hacen que la cuenta bancaria se resienta.

Además, metidos en la dinámica de comprar, no es raro dejarse llevar y acabar con más artículos de los que realmente se necesitan. En este sentido, es importante valorar si de verdad nos hace falta el artículo que vamos a adquirir y no caer en la compra impulsiva.

“La principal característica de una compra impulsiva es su elevado componente emocional. No se parte del análisis previo de la necesidad de comprar el producto ni se hace un balance decisional de elementos a favor y en contra.”, detalla Alberto Soler, quien comenta que las marcas y comercios se esfuerzan por incrementar el número de compras impulsivas, que les reportan gran cantidad de beneficios.

Del mismo modo, el psicólogo indica que la mayoría de las familias asume más gastos durante las celebraciones de lo que les gustaría.

“La presión social es responsable de ello. Temen no estar a la altura de su entorno y se acaba produciendo lo que se conoce como ‘una carrera hacia el abismo’. Se asumen demasiadas cosas de facto, como que es necesario hacer regalos o que éstos deben ser de un importe determinado, cuando no tendría por qué ser así. Los regalos no sólo se compran, también pueden ser cosas no materiales, manualidades, etc. Y, en caso de tratarse de objetos comerciales, no es necesario que sean de un precio elevado”, expone.

En este periodo del año también tienden a acumularse las reuniones y eventos de todo tipo, con los compañeros del trabajo, con los amigos y con la familia. Muchas personas disfrutan enormemente de estos encuentros, mientras otras darían cualquier cosa por poder librarse de ellos.

“Cada persona es un mundo. Hay quienes la comida familiar de Navidad ya es un compromiso que les genera agobio, pero también aquellas que estarían todo el año siendo anfitriones para los demás”, señala Soler.

Para los que se ven sobrepasados por el gran número de reuniones que se agolpan en estos días, los especialistas de la Fundación Española del Corazón recomiendan no intentar llegar a todos los compromisos, si no es posible.

“Recuerda que hay muchos más días en los que puedes reunirte con amigos y seres queridos y pasar un buen momento con ellos. De las prisas sólo queda el cansancio”, advierten.

De igual modo, aconsejan redactar una lista de tareas y establecer prioridades, pues así, si no es posible hacer todo lo previsto, no quedarán pendientes las cosas más importantes.

Nada hay perfecto

La Asociación Americana de Psicología (APA por sus siglas en inglés) destaca que, ni la Navidad ni ninguna otra fiesta son perfectas.

“Vea los inevitables tropiezos como oportunidades para mostrar flexibilidad y capacidad de adaptación. Un árbol que ha quedado asimétrico o un costillar que se ha quemado no arruinarán la fiesta, sino que crearán un recuerdo familiar”, apunta esta entidad.

En este sentido, Alberto Soler afirma que tendemos a fijarnos en lo accesorio (la comida, los regalos, los adornos, etc.) y no en el verdadero motivo de la reunión, es decir, en compartir tiempo y estar a gusto con gente significativa para nosotros, vernos e intercambiar experiencias y emociones sin la presión del día a día. “Si nos centramos en ese objetivo, sobra todo lo demás”, asegura.

Para prevenir el estrés en el periodo navideño, el psicólogo hace hincapié en la importancia de bajar la presión.

“No todo tiene que ser perfecto ni tenemos que ser extraordinariamente felices durante las fiestas. Simplemente son unos días en los que se celebra y se comparte”, subraya.

El especialista sostiene que es necesario tener un pensamiento crítico y cambiar de objetivos. “Lo importante no son las formas sino el fondo. No es la comida, no son los regalos ni el dinero. Es compartir tiempo con la gente significativa para nosotros. Teniendo esto en cuenta, hay que cuidar lo accesorio en la medida en la que nos ayude a sentirnos mejor, pero sin confundir el fin con los medios”, concluye.

A PUÑETAZO LIMPIO CONTRA TI MISMA

Hay mujeres que parecen boxeadoras, se pasan toda la vida repartiendo puños a granel, pero no a otras personas y mucho menos a un saco de arena, sino que se golpean a si mismas. Y qué muchos trompazos se dan; “¡Golpe bajo a la confianza, gancho de izquierda al amor propio y puñetazo directo a la autoestima!”

Cada vez que te criticas despectivamente estás haciendo lo mismo que un boxeador cuando ataca a su contrincante en diferentes puntos del cuerpo. Poco a poco, lo debilita y finalmente lo derrota de tal forma que cuando cae al suelo no puede levantarse. Eso mismo es lo que haces contigo cuando te menosprecias; terminas noqueada con la autoestima por el piso, ¡y qué difícil es levantarla!

Algunas de las trompadas más populares con las que tal vez te atacas son: “Qué gorda estoy, parezco una ballena”, “Odio mi celulitis”, “Mis senos parecen dos huevitos fritos”.

Date valor y deja de compararte con otras. La raíz de todas las inconformidades que tienen las mujeres se originan en la comparación.

Cualquier queja o insatisfacción que tengas, viene de compararte; nadie protesta por algo sin antes consciente o inconscientemente haberse comparado con alguien que considera mejor.

El problema es que siempre va a existir otra que tenga más que tú, sea más belleza, más dinero, más inteligencia, más poder o más suerte en el amor. Pero al mismo tiempo, siempre habrá otra con menos belleza, menos dinero, menos inteligencia, menos poder o menos suerte en el amor.

Deja de compararte, acepta que todas somos diferentes y cada cual tiene sus defectos y encantos. No existe el cuerpo, ni la cara perfecta. No te sientas inferior, admira tus atributos. Es hora de retirarte del cuadrilátero y acabar la pelea. No importa lo que haya sucedido anteriormente en tu vida, hoy puedes tomar la decisión de quitarte los guantes y ser feliz.

Claves para afrontar la Navidad con fuerza



Para la mayoría de las personas, la Navidad es una fiesta que se celebra con la familia y en la que predomina la alegría y el deseo de pasarlo bien, disfrutando de comidas y reuniones familiares. Sin embargo, la pérdida de un ser querido, la ruptura con tu pareja o estar hospitalizado afecta notablemente nuestras ganas de celebrar como lo hacíamos cada año, por eso es importante tratar de construir una Navidad diferente incorporando actividades y rituales que nos permitan adaptarnos a esta nueva situación.



Pérdida de un familiar

En Navidad el ambiente de celebración, regalos, alegría… choca con los sentimientos de tristeza y añoranza que una persona en duelo siente. Por eso, la reacción más común es huir, suprimir las Navidades o fingir que no ha pasado nada. Aunque esa sea una reacción normal e incluso necesaria en ocasiones, sabemos que no es la más recomendable. Las sugerencias que proponemos son:



SUGERENCIA 1: Reúne a la familia que se junta en estas fechas unos días antes para poder exponer cada uno lo que necesita y lo que no necesita hacer. Intenta llegar a acuerdos entre todos, respetando sobre todo a los miembros de la familia que más vinculación tienen con la persona fallecida.



SUGERENCIA 2: Ten en cuenta a los niños, y es que nos ayudan mucho a normalizar el duelo. Ellos pueden contribuir a crear un ambiente más distendido estos días, proponiéndoles que hagan dibujos dedicados, poesías, etc.



SUGERENCIA 3: Afronta estas primeras Navidades de forma progresiva según nuestro margen de tolerancia. Por ejemplo, tal vez aceptamos cenar todos juntos en Nochebuena, pero decidimos que no se haga en casa de mamá porque ella era la que siempre cocinaba y este año es ella la que ya no está.



SUGERENCIA 4: Comparte con las personas de tu familia el sentimiento de añoranza. Crea un espacio breve mejor al inicio de la comida o la cena donde todos podáis conectar con su ausencia, así nos será un poco más fácil el resto de la noche. Tal vez al inicio de la cena con un pequeño brindis en su honor, o contando una anécdota que todos recuerden, o poniendo una rosa en la silla que siempre ocupa… Se trata de que todos estemos por un momento en conexión con el dolor que llevamos dentro.



Sin familia

Casi todo el mundo se reúne con los suyos para pasar estos días. Por esta razón, la gente que está sola, que no puede estar con su familia o carece de ella experimenta un gran vacío.

El sentimiento de soledad se acrecienta en el caso de algunos inmigrantes que tienen a su familia fuera del lugar donde viven, ancianos que viven solos, o niños en centros de acogida.

En todos estos casos es muy importante no mirar las Navidades desde fuera como algo ajeno a nosotros, sino juntarse con otras personas, que en muchos casos están en la misma situación y celebrar y participar con ellos de las fiestas navideñas.

Navidades en el hospital

Tener que pasar las navidades en un hospital, ya sea como paciente, acompañante o profesional, implica tener que renunciar a participar en toda una serie de ritos cargados de significación junto a nuestros seres queridos, al menos de la forma en que siempre lo hemos hecho.

Tanto los profesionales sanitarios, como los acompañantes tenemos a nuestro alcance el poder realizar pequeños actos de “magia”, con la finalidad de incrementar la sensación de confort y bienestar de las personas ingresadas. Como muestra enumeramos los siguientes:



1 Ayudar a los pacientes a estructurar su tiempo de ingreso implicándolos en la decoración de la planta o de la habitación, bien sea ayudando de forma activa o pidiendo su opinión.



2 Averiguar si habrá un menú especial de Navidad y en caso de que no, tratar de hacer la comida de esos días más especial añadiendo algún elemento típicamente navideño.



3 Coordinar con la dirección del centro la participación de asociaciones o grupos de personas que puedan hacer algo especial en fechas tan señaladas: los villancicos en el hospital, la visita de un Papá Noel o de los Reyes Magos siempre arrancan una sonrisa a las personas que los reciben y es de capital importancia, sobre todo, en las plantas donde hay niños ingresados.



4 Hay que poner especial atención en las personas que están solas o a los cuidadores primarios que no han tenido posibilidad de ser relevados en ningún momento por otros familiares. Aquí el apoyo del voluntariado es muchas veces un recurso de fácil acceso y que con frecuencia olvidamos que tenemos al alcance de la mano.



5 El profesional que tiene que trabajar en estas fechas debe ser consciente de que el trabajo tampoco tiene que estar reñido con la celebración y que tener que estar de guardia puede ser vivido como una oportunidad de compartir nuestra parte más humana con lo meramente profesional. Unas fiestas distintas precisamente en compañía de las personas más vulnerables que van a necesitar de su atención debería ser motivo más que suficiente para amar el trabajo que realizamos y cargarlo de significado.



Tras una ruptura

Una ruptura de pareja es un proceso complejo en el que la persona tiene que pasar por un proceso de duelo, en el que sus emociones y sentimientos se van transformando a medida que pasa el tiempo.

Es aconsejable rodearse de amigos y familia, donde puedas expresar tus sentimientos y pensamientos a las personas oportunas y tener contacto con la ex-pareja solo en los casos necesarios. Deja apartadas aquellas cosas que te recuerden a quien has perdido y enfoca este proceso de duelo como una oportunidad para crecer, transformarte y aumentar tu desarrollo emocional.

En el caso de que tengas hijos, es importante que sepan qué está sucediendo en su familia y cómo será su situación a partir de la ruptura de sus padres. Esto contribuirá a la disminución de la incertidumbre y el sentido de culpabilidad que puedan experimentar y así reducir toda la carga emocional que supone este cambio.



Resta importancia a las discusiones

La Navidad es un tiempo de armonía, paz y amor. Sin embargo, algunas veces las tensiones pueden aparecer y la familia se separa o las peleas se convierten en el centro del escenario. En lugar de estropear tu experiencia navideña, resta importancia a las discusiones, no te lo tomes todo tan a pecho e intenta disfrutar al máximo posible de estas fiestas. Lo ideal es vivir la Navidad con tranquilidad y sin sobresaltos, y es que a fin de cuentas es una época para disfrutar de la gente que queremos.


Reflexiones sobre la navidad

Es época de Navidad, se adornan las calles, plazas, y en cada casa nace el ambiente navideño, ya sea en detalles grandes o pequeños; el arbolito, o un pesebre, ángeles, y se nota que año tras año aparecen novedades en luces de todos los colores que brillan e iluminan los hogares.

La Navidad es un compartir en familia. Como en ninguna otra ocasión en el año, llegan los integrantes de la familia, con el propósito de participar en una comida, de dar y recibir abrazos y regalos. Quisiera volver a rescatar otros significados de esta fecha, despertar en esta Navidad también reflexiones que nos darán un sentido más profundo.



SIMBOLISMO DE LA NAVIDAD

El Evangelio dice que la Virgen María, con su esposo José y el Cristo-Niño en sus entrañas, salían de Nazaret, en Galilea, hacia Belén. El nombre “Nazaret” significa “lo que se consagra”. Cristo, junto con Su Madre y Su Padre, salió de Nazaret, el lugar de la consagración, y fue a Belén, “la Casa del Pan”, donde nació como ser humano. Él Mismo, Cristo, se convirtió en el “Pan de Vida” para un mundo hambriento.

“María” significa “la excelsa del Señor”. En relación con la constelación de Virgo, María, la Virgen, en el simbolismo de la antigua sabiduría, representa la materia virgen, la sustancia que nutre, alimenta y oculta dentro de sí al Cristo Niño, la conciencia crística. La materia (María) que tiene encerrado al espíritu (Jesús). En la Navidad se revive el nacimiento de Jesús al mundo, de la misma forma, es nacimiento de la luz y el amor dentro de nosotros.

En la cueva de Belén encontramos los cinco reinos de la naturaleza: el reino mineral, representado por las rocas, el reino vegetal, por el follaje y el heno; el reino animal, por la mula y el buey; el reino humano, por María y José, y el espiritual por el mismo Niño Jesús. Los cinco reinos hacen parte de nosotros.



EL ÁRBOL DE NAVIDAD

Muchos pueblos le han rendido culto a un puñado de árboles considerados sagrados por distintos motivos. El más común, desde Grecia hasta Noruega, era el roble, los antiguos griegos solían celebrar sus compromisos más importantes bajo la sombra de un roble, árbol sagrado que era considerado representante del dios Zeus: de ahí proviene la costumbre de "tocar madera" para protegerse de algún "mal". Hoy representamos con el pino, pues, según los misioneros, la forma triangular de la enramada correspondía al Padre, el hijo y el Espíritu Santo.



LA TRINIDAD

Los arboles habían quedado desnudos después del otoño. Antes, era costumbre milenaria adornarlos con piedras pintadas y telas de colores, con el doble propósito de "vestir" a los árboles. Y así el "espíritu" del árbol regresaría para dar frutos en primavera, para regocijo de todos. De ahí surgen los adornos del arbolito de navidad.



LA LUZ:

El nacimiento de Jesús Cristo sucede en el solsticio de invierno, en el momento en que el Sol se encuentra más alejado de la tierra en todo su recorrido anual (Hemisferio norte). Y en esta máxima oscuridad, en esta noche nace la luz. La Navidad es un nacimiento de la luz, tanto en ciclo del movimiento planetario como en el aspecto espiritual en el hombre. La luz espiritual de Cristo nace en nuestros corazones cuando estamos viviendo en la oscuridad. Este es el significado del 25 de diciembre. "Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida" (Juan 8,12; 9,5).

Actualmente, en la noche, las ciudades brillan, los hogares están alumbrados, hasta en los océanos vemos los puntitos de luz de navíos. A medida que el hombre va desarrollando e iluminando su mente, también ilumina el planeta. La intensificación y uso de la luz es continuo. El hombre es el portador de la luz. Constantemente se descubren de nuevas formas para la aplicación de luz, electricidad, rayo láser en el campo de la ciencia, salud y tecnología. En el gradual progreso de la humanidad, se evidencia la gradual radiación de luz. La luz física es un reflejo de la luz de la mente humana.

La luz es conocimiento. Así como Luz física alumbra los lugares oscuros y permite ver las cosas, la luz del intelecto alumbra la conciencia humana y trae la comprensión de aquello que no se percibía. La ignorancia es oscuridad, es limitación. La luz es algo que abre, ilumina, muestra y revela. Cuando se comprende algo, se ilumina y se clarifican las ideas; hay más luz en la conciencia. La presencia de mayor luz consume las auto creaciones desarmoniosas del pensamiento. La luz y el amor causan profundos cambios en las propias actitudes y traen cambios internos que se reflejan en la forma de ser.

El objetivo de la educación consiste en llevar a los hombres al “camino iluminado”, constituye hoy la nota clave de nuestra civilización y la mayor preocupación de todos los países. La eliminación del analfabetismo, el desarrollo de una verdadera cultura y la comprobación de la verdad en todos los campos del pensamiento y de la investigación, son hoy de mayor importancia en todas las naciones.

Toda sabiduría es una forma de luz. Porque la sabiduría nos revela al mundo de los significados más profundos que están detrás de los acontecimientos.

La verdad ilumina y libera. Si se quiere solucionar una situación, el camino es a través de la verdad. Palabras verdaderas, actitudes correctas y se rectificará cualquier situación. "Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres" (Juan 8, 32)

La realidad es que no tenemos que ser especiales para iluminar nuestra vida. Todos los días nos iluminamos, nacemos después de superar situaciones difíciles. Nacemos cuando nos decimos “ya pasó” y volvemos a sonreír. La luz brilla más cuando comprendemos un nuevo concepto, al decir “ajá” después de darnos cuenta de algo que siempre estuvo ahí y no lo sabíamos.

Si quieres iluminar tu vida, busca la luz de la verdad. La verdad se encuentra en tu interior. Es inútil buscarla afuera, aunque parezca más fácil. Enciende tu luz interna y comienza a recorrer tu camino alumbrado por tu propia luz. La luz interna siempre existió. La Navidad nos recuerda que somos esta luz. Pero tenemos que reconocerla para irradiarla. Cada buena acción que se practica es luz que se irradia.

Cada Navidad, cada año es oportunidad de renovar la esperanza.

La esperanza es una confianza, una certeza de que siempre existirá una nueva posibilidad. Es como andar en la oscuridad llevando una antorcha que iluminará la salida. La esperanza te inspira, ayuda a que la mente visualice claramente una situación positiva que se realizará en el futuro.

La esperanza no es fingir que no existen los problemas. Es saber que éstos no durarán eternamente, así como el sol sigue brillando a pesar que esté más allá de las nubes.

Cuando sientas decepción por no recibir lo que deseas o esperas,

no lo veas como rechazo o mala suerte... simplemente piensa que es

una tremenda oportunidad que dará paso a algo mucho mejor de lo que esperabas. Este cambio de pensamiento te sacará de la oscuridad y el lamento y te guiará hacia la luz de la esperanza.

Algunos buscamos amor, paz y armonía, otros sobrevivimos día a día,

pero no hay momentos más plenos que aquellos en que descubrimos que la vida, con sus alegrías y sus penas, es para ser vivida,

Dejemos que la Navidad también nazca dentro de nosotros. Que encendamos la luz, paz y esperanza en nuestros corazones y mentes.

Dejemos atrás lo que no tiene remedio

Intentemos, como si fuésemos paredes recién pintadas, reservar un paño limpio para que, Jesús, pueda forjar obras grandes en nosotros. Para que la paz, en nuestra mente limpia y lúcida, además de pensamiento, sea un firme convencimiento de ocuparnos de ella.

Un año viejo se cierra. ¿Han existido capítulos con alguna que otra falta en nuestra forma de vivir, expresarnos, creer o lo que sea? Dios, que es ante todo Padre, nos da una nueva oportunidad. El, que es Dios del tiempo, que maneja a su antojo el movimiento del reloj (aunque nos parezca que somos nosotros quienes le damos cuerda) asienta ante nosotros doce meses que son, como 12 oportunidades, para intentarlo de nuevo.

¿Intentar el que? El sacar adelante las asignaturas pendientes que, por diversas circunstancias, han quedado en la cartera de nuestro ser discipulado. Una de ellas, y estaremos todos de acuerdo, es la necesidad de la paz. Un año, con daño, no es vida. ¿Por qué no rezamos con coraje y sinceridad al Señor, para que allá donde estemos seamos portadores y alfareros del bien? ¿Por qué digo esto? Porque tengo temor que, al hablar de la paz del mundo, olvidemos la fraternidad con los hermanos que más cerca tenemos; porque me asalta un cierto miedo de que, al rezar por la paz en el próximo o lejano Oriente, dejemos de lado el cercano continente que son nuestras familias, compañeros de trabajo, alumnos, feligreses, sacerdotes, ciudadanos, vecinos. ¡Claro que tenemos que orar por la paz en esta Jornada Mundial! Pero también es verdad, amigos, que hemos de pedir al Señor y, especialmente a María, que nos regale el gran don de la paz con nosotros mismos. La persona que está en paz consigo misma, irradia paz. Y, en el mundo, en la política, en la iglesia, en la familia y en todos los ámbitos, hoy más que nunca, son necesarias personas que estén primero en armonía y en paz consigo mismas.

martes, 13 de diciembre de 2016

¿El ambiente de la habitación puede influir en la salud?



¡Influye y mucho!

El tema es que pasamos bastante tiempo en la habitación. Durmiendo, estudiando, preparándonos para salir, en la computadora o viendo televisión. Ahí guardamos objetos personales como ropa, zapatos, adornos o recuerdos, revistas, fotos, libros, entre otros. Además de los armarios, cómodas, estantes, veladores, está la cama, el colchón, almohadas, fundas, colchas, a veces cortinas y alfombra... Todo acumulando polvo.

Por más que todo parezca limpio, este polvo permanece en los objetos y al respirar las micropartículas se adhieren a la mucosa de las vías respiratorias.

Como mecanismo de defensa inmediata, el cuerpo produce secreciones, exactamente igual como cuando entra tierra a los ojos y comienza a lagrimear. Es un esfuerzo del cuerpo para limpiar el área sucia . En el caso del polvo, que tiene tendencia a producir alergia, estimula una mayor secreción y por eso la persona tose.

La agresión a la mucosa respiratoria también puede disminuir las defensas locales, favoreciendo la entrada y proliferación de virus y bacterias. De esa forma se presentan las famosas "itis" en las vías respiratorias: sinusitis, otitis media, faringitis, amigdalitis.

Es por eso que el ambiente del cuarto de dormir puede promover enfermedades respiratorias.

¿Qué hacer para evitarlas? Aquí van algunos consejos simples:

- Ventile bien su cuarto cada día por la mañana, por lo menos durante 1 hora.

- No se olvide de airear también las sábanas y almohadas .

sábado, 10 de diciembre de 2016

8 cosas que debes hacer el ‘finde’ para alcanzar el éxito



Los grandes CEOs, las mujeres líderes y las personas que dirigen empresas grandes trabajan duro, padecen de ‘blurring’ (donde no marcas las linear entre tu vida laboral y la persona) y tienen serias dificultades para conciliar. Sin embargo, precisamente por las horas y el esfuerzo que dedican a su empresa, comprenden la importancia de desconectar (de verdad) durante las vacaciones y el fin de semana. Y es que recargar pilas es esencial durante el fin de semana. La ciencia advierte que nuestro humor depende de nuestro descanso, así que toma nota de los hábitos que siguen las gurús empresariales para que los lunes sean menos lunes.

Planifica

Si quedas con tu familia, con tu pareja o con amigos, no podrás caer en la tentación de dedicar al trabajo el tiempo que deberías dedicar al ocio. Mejor, organiza una escapada a la playa o a la montaña. Que tu compromiso con tus seres queridos (o contigo misma) sea tan fuerte como el que tienes con la oficina.

Prepárate en la oficina:

Sólo si tienes los “deberes” hechos, serás capaz de disfrutar tranquilamente. Deja las cosas del lunes terminadas o encauzadas para que las tareas pendientes no martilleen tu cabeza y no te dejen descansar.

La gente de éxito reconoce lo importante que es sacar partido al fin de semana para repostar sus pasiones y recargar sus baterías.

Barreras tec:

Desactiva las notificaciones de tu buzón de entrada, apaga el móvil de empresa y desconecta literalmente los aparatos con los que puedas recibir “mensajes de más”. Sabes que si hay una urgencia o una situación crítica, podrás enterarte. Procura que otras pequeñeces no te distraigan.

“Dolce far niente”:

Tan importante es disfrutar de no hacer absolutamente nada, y los italianos tienen una frase hecha para el placer de ‘no hacer nada’. Las businesswoman también disfrutan de ello: el ritmo trepidante de reuniones, el intercambio constante de mail y el estrés de los deadlines bien requieren un poco de “nada” en tu tiempo.

Implícate en causas filantrópicas:

Participar en algún tipo de voluntariado o causa de la naturaleza que sea, además de obligarnos a cambiar el foco, nos enseña a relativizar. Con experiencias de este tipo, además de enriquecerte a nivel espiritual, te darás cuenta de que tus dolores de cabeza laborales no son siempre tan importantes.

Ejercita tu cuerpo:

Además de ayudarnos a descargar adrenalina, el deporte ayuda a generar endorfinas, las hormonas de la felicidad. No hace falta que te sometas a un entrenamiento de alta intensidad para lograr este objetivo: con un poco de yoga también puedes ser más feliz.

Desconecta tu mente:

Leer es una de las formas de evasión más antiguas que se conocen. “Hablar de lectura obligatoria es como hablar de felicidad obligatoria”, decía Borges. Si lo tuyo no es la lectura, engánchate o iníciate en el hobby que siempre has soñado.

Descansa:

La mejor forma de recobrar energías es descansando y la forma más óptima de descansar es dormir. Las mujeres líderes tienen sus propios trucos para dormir bien y para despertarse a la hora. Aplícalos y consigue el ‘8 hour challenge’ –aunque sólo sea el sábado y el domingo. /